miércoles, 30 de noviembre de 2016


Terminator (1984)
Película estadounidense de ciencia ficción y acción de 1984, dirigida por James Cameron, coescrita entre Cameron y William Wisher Jr. y protagonizada por Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton y Michael Biehn. El filme, rodado en Los Ángeles, fue producido por Hemdale Film Corporation y distribuido por Orion Pictures. Schwarzenegger interpreta al Terminator, un ciborg asesino enviado a través del tiempo desde el año 2029 a 1984 para asesinar a Sarah Connor, interpretada por Linda Hamilton. Biehn es Kyle Reese, un soldado también enviado desde el futuro con la misión de proteger a Sarah. Fue filmada de marzo a mayo de 1984 y finalmente estrenada el 20 de octubre de 1984.

Sinopsis: En el año 2029, después de devastar la Tierra y esclavizar a la humanidad, las máquinas, gobernadas por la inteligencia artificial conocida como Skynet, están a punto de perder la guerra contra la resistencia humana liderada por John Connor. Frente a esa situación, las máquinas entienden que asesinar a John Connor en el presente, sería irrelevante, dado que ya ha conducido a la resistencia humana del mundo entero a la victoria. Por lo tanto, Skynet elabora su estrategia decidiendo eliminar al líder enemigo antes de que éste nazca, de modo que no pueda cumplirse su misión de conducción futura. Para ello envía al pasado (año 1984) a un Terminator T-800 modelo Cyberdyne 101, un cíborg asesino a través de una máquina del tiempo, con la misión de exterminar a Sarah Connor, madre de John, antes de que éste sea concebido.

Comentario: Partiendo de un guión sólido, Cameron tuvo que apañárselas con un presupuesto escueto, por lo que se vio obligado a dosificar los efectos especiales y ponerlos al servicio de la acción, nunca por encima de ella. Esta es desde luego una película libre de excesos, no porque su realizador desechara rodar más escenas futuristas o mejores animatrónicas, sino porque sencillamente no podía permitírselas. Sin embargo, ya podemos intuir al prestidigitador que 7 años después cambiaría para siempre la forma de rodar cine en Hollywood. Todavía hoy resultan espeluznantes las escenas de un futuro apocalíptico donde los seres humanos son calaveras apiladas bajo las ruedas de las máquinas. Con el dinero que se emplea ahora en cubrir las dietas de un actor secundario, James Cameron consiguió hacernos creer que máquinas voladoras con formas jurásicas dominarían la faz de la Tierra. Cameron, pese a ser un realizador poco prolífico al que se tacha de excesivo con los efectos especiales, en realidad siempre ha sido un director de actores, más allá de su pasión por diseñar entornos de gran realismo y complejidad. Tiene ese don para otorgar credibilidad y naturalidad a los diálogos, incluso cuando los espeta un austriaco de apellido impronunciable interpretando a un robot del futuro. Si el guión es bueno, los diálogos deben ser creíbles. No es exagerado como Tarantino, pero siembra sus obras de conversaciones cargadolas de humor negro o guiños que son una recompensa para el espectador atento e inteligente.

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