Ben - Hur (1959)
Película estadounidense de 1959
de los géneros épico y dramático ambientada mayormente en la provincia romana
de Judea en tiempos del emperador Tiberio. Fue dirigida por William Wyler y
producida por Sam Zimbalist para Metro-Goldwyn-Mayer. Sus papeles principales
los interpretan Charlton Heston, Stephen Boyd, Jack Hawkins, Hugh Griffith y
Haya Harareet. Adaptación de la película muda del mismo título de 1925, Ben-Hur
se basaba en la novela homónima escrita por Lewis Wallace en 1880. El guion lo
firma Karl Tunberg, aunque el libreto incluye aportaciones de Maxwell Anderson,
S. N. Behrman, Gore Vidal y Christopher Fry.
Sinopsis: La acción transcurre en
Judea, el año 30 d. C. El Imperio romano, dueño y señor del mundo conocido,
gobierna con mano de hierro sus vastos territorios, entre ellos Judea,
sometiendo con dureza a sus moradores. Estos desean con ansia la llegada de un
nuevo Mesías que liberará al pueblo judío del yugo romano. Entre ellos Judá
Ben-Hur (Charlton Heston), un príncipe rico que comercia con especias de
Oriente a Roma, un hombre respetado y creyente en la fe de su pueblo y su Dios.
Comentario: Pero ¿qué hace
inolvidable a esta película? Es obvio que estamos ante una de las obras
maestras del séptimo arte. Un cinta colosal cuyo propio peso ante la historia,
la narrativa, la técnica hablan por sí solos. Un sin fin de escenas
inolvidables rodadas con cámaras de 65 mm y acompañadas por la magnífica banda
sonora de Miklós Rózsa han pasado de padres a hijos como un bien cultural
único. La escena en la que Mesala y Judá se encuentran por primera vez; el
intento de fuga del segundo de la cárcel; la caminata por el desierto y el
encuentro de Judá con un joven Jesús (al que nunca vemos el rostro); las
galeras que tanto impresionó a espectadores de todo el mundo; la carrera de
cuadrigas, claro ejemplo de cómo aunar emoción y acción en una misma escena; y
el final con la pasión de Cristo en Jerusalén. De esta escena nos quedamos con la carrera de cuadrigas. Debido a la
importancia de la escena, y a la inexperiencia de Wyler en este tipo de acción,
fue dirigida por la segunda unidad de dirección bajo la supervisión del propio
Wyler, por Andrew Marton, el cual consiguió una de las mejores escenas de
acción de la historia, y que sin embargo jamás rodó una película que le haya
justicia. Fue rodada en los estudios de Cinecitta de Roma en el mayor set
construido hasta el momento, el cual imitaba a la perfección al antiguo circo
de Antioquía, y con más de 15000 extras durante más de tres meses. El rodaje de
la carrera llevó a cabo cinco semanas para ser finalizada. Se ha comentado
hasta la saciedad el mito de que un extra murió durante el rodaje, más
concretamente al que el carro le pasa por encima. Según Wyler y Heston nadie
resulto herido de gravedad o muerto durante el rodaje. Se usaron diversos
muñecos para dichas escenas para crear el efecto, pero no hubo accidentes que
lamentar en ese aspecto. El momento que si merece destacar es en el que Judá es
impulsado hacia delante con el carro y casi cae entre este y las patas del
caballo. Fue el extra de Heston, Joe Canutt, que aunque tenía conocimiento de
que el carro daría un salto, no esperaba que el impacto fuese tan fuerte, por
lo que milagrosamente pudo agarrarse y volver a subir como vemos en la película
con únicamente un rasguño en la barbilla. Después Heston repetiría el momento
en el que sube al carro de nuevo. Canutt fue su extra durante gran parte del
resto de su filmografía desde ese momento.

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